El jueves pasado hablamos de Macedonio Fernandez. Comentábamos, entre otras cosas, que era más conocido como un personaje de Borges que como un escritor en cuya obra vale la pena adentrarse. A veces sucede, en una literatura, que los precursores de figuras centrales (como lo es Borges en la literatura argentina) lejos de ganar prestigio y lectores, quedan empequeñecidos bajo la sombra del epígono ilustre. Es el caso, para poner otro ejemplo, de Christoper Marlowe con Shakespeare - centro de la literatura inglesa, mucho más rica que la nuestra. ¿Cómo no iba a pasarle a Macedonio?
El caracter de Macedonio acaso colaboró con el destino de su nombre. Era un hombre que seguramente no deseaba los honores de la fama y la gloria , haragán para escribir y reacio a publicar, más aficionado al diálogo o a la contemplación.
Les dejamos, por el momento, un enlace a Wilkipedia, donde podrán encontrar datos sobre este escritor que ocupa un lugar tan particular en nuestra literatura. Quizá alguno de ustedes adquiera la rara costumbre de leer a Macedonio y sienta que su obra vale la pena.
http://es.wikipedia.org/wiki/Macedonio_Fern%C3%A1ndez
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